Estar sin redes sociales es una de las cosas más extrañas que he hecho desde que existe el internet de forma comercial.
Han pasado casi sesenta y tres horas desde que eliminé todas las aplicaciones a las que soy adicto. Durante todo este tiempo he podido percibir la manía que tengo de ver al teléfono a cada instante e intentar hacer un post para comentar diversas situaciones en las actividades que hago. El aspecto más positivo que puedo señalar es que tanto mi rendimiento como mi nivel de concentración han aumentado ¡Es lógico!
Aún no me acostumbro a la idea, pero puedo decir que como ser humano común y corriente que postea cualquier cosa sí se puede vivir sin estar en Facebook, Twitter, etc., en cambio para una persona que ha logrado obtener beneficios económicos en «el fabuloso mundo de internet» es un poco complicado mantenerse al margen.
En términos generales puedo decir que lo que más extraño es el humor con el que mis amigos cuentan sus vicisitudes.
Saludos desde el exilio, o algo parecido.
Hugo