¡Viva Honduras! ¡Viva Honduras! ¡Viva Honduras mi patria querida!
Hace unos minutos desde Plaza La Democracia, el presidente Porfirio Lobo Sosa daba el grito que abre la celebración de los 190 años de independencia de Honduras. Acto seguido, fuegos artificiales adornaban los cielos de la ciudad de los Cerros de Plata, hablo de la Real Villa de San Miguel de Tegucigalpa de Heredia, capital de este hermoso país que me dio la vida.
A pesar de la evidente cara de sueño del presidente, la forma incorrecta de tomar nuestro glorioso pabellón nacional y la izada de la bandera salvadoreña al revés, a pesar de todo, el acto estuvo lleno de pureza, honestidad (el acto que conste), alegría, buenas intenciones y patriotismo, características de los buenos hondureños que aman esta nación. El acto se realizó de una manera tan solemne que las hermosas notas que Carlos Hartling le dio a nuestro himno nacional, reverberaron en mi de tal forma que la piel se me erizó y confieso que a punto estuve de derramar una lágrima, y no porque soy llorón, sino porque en todo mi ser fluyen cinco estrellas y tres franjas horizontales que conforman la bandera de mi amado país.
Es cierto que hay algunas cosas que a los catrachos nos desagradan, pero no se puede culpar a la tierra ni al pueblo en general porque si algo caracteriza a esta nación es su flora y fauna, así como su noble, amable y alegre gente.
No hay que arrepentirse de la tierra en la que Dios quiso que naciésemos, después de todo los que conformamos esta nación somos nosotros, y es responsabilidad de todos poner en alto su nombre, porque desde luego, los hondureños también vamos al cielo.
¡Que Viva Honduras!
Saludos.
Hugo
Hugo Chinchilla Hurst 