- La ayuda no llega y algunos llevan días sin beber ni comer
- La preocupación por la seguridad ralentiza el reparto de ayuda
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La desesperación y la violencia aumentan en las calles de Haití mientras la comunidad internacional lucha por frenar estos problemas inmediatos y se plantea la reconstrucción a largo plazo. Ya hay 70.000 cadáveres enterrados en fosas comunes, según el último balance del Gobierno.
La llegada de los camiones con paquetes de ayuda genera casi siempre tumultos y caos. «Para nosotros, una distribución exitosa de alimentos o agua es aquella en la que nadie sufre daños», ha dicho a Efe el capitán Marco León Peña, del contingente boliviano de la Misión de la ONU en Haití (Minustah).
Por esa razón, «nunca anunciamos el lugar donde vamos a repartir la comida para evitar tumultos«, agrega Peña.
Sin casa, sin comida, sin agua
Dicha ayuda no ha llegado a muchos puntos de concentración de damnificados en estos angustiosos días, como es el caso de los miles de refugiados de Peguyville, en la capital, que después del seísmo de magnitud 7 en la escala abierta de Richter, solo han visto un camión con agua potable.
Muchos damnificados se quejan de que no han recibido ninguna asistencia, pese a que el aeropuerto de Puerto Príncipe soporta verdaderos atascos de aviones cargados con víveres y medicinas.
Sólo sé que en tres días he comido un plato de arroz
«Hay que comprender, la coordinación se ha ido al suelo, lo mismo que nuestros edificios del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la propia Minustah», ha explicado Alejandro López-Chicheri, jefe de comunicaciones de esa agencia para América Latina.
Pero los damnificados, que suman unos tres millones, no comprenden: «Sólo sé que en tres días he comido un plato de arroz que tuvo a bien darme una vecina», contó Bobien Ebristout, que ocupa una barraca levantada con cuatro lonas en una colina polvorienta de Peguyville, donde el olor a excrementos lo invade todo.
La ‘ley de la selva’
Esta situación, en parte, ha llevado a que en Puerto Príncipe se repitan con cada vez mayor frecuencia escenas en las que grupos se cuelan en comercios cerrados o almacenes, y arrojan desde el tejado todo tipo de mercancías.
Cientos de jóvenes, muchos armados con barras de hierro o madera, y algunos con cuchillos, han ocupado este domingo una importante avenida del centro de la ciudad y han forzado la entrada de varios almacenes de la calle, ninguno de ellos de comestibles.
El enviado especial a Puerto Príncipe de Radio Nacional, Fran Sevilla, ha explicado como un grupo de bomberos españoles han sido desalojados urgentemente por las fuerzas de la ONU al registrarse algunos disturbios. Los bomberos estaban rescatando a una mujer aun con vida, y les han obligado a suspender el rescate, «una situación terriblemente dramática», cuenta.
Muchos de ellos han protagonizado enfrentamientos a golpes y empujones en plena calle por el reparto del botín, pero sin llegar a utilizar sus armas, ante la mirada de numerosos fotógrafos.
Saqueos que quedan en total impunidad, ya que los militares de la ONU que recorren las calles capitalinas pasan por delante sin intervenir, mientras que la policía haitiana dispara al aire sin éxito, según pudo comprobar Efe. Aunque, según Radio Metropole, las autoridades mataron a dos saqueadores.
Además, el terremoto derribó parte del edificio de la cárcel de Puerto Príncipe, lo que facilitó la fuga de 3.000 presos, según ha confirmado el Gobierno haitiano, que ha cifrado en 2.000 los policías muertos en la tragedia.
La inseguridad ralentiza la ayuda
Además de los damnificados, a la ONU le preocupa la propia seguridad de su personal, algo que ralentiza las operaciones de ayuda, según ha explicado el subcomandante del Comando Sur de EE.UU., el teniente general P.K. Keen.
De hecho, el Consejo de Seguridad de la ONU estudiará este lunes en una reunión extraordinaria ampliar el número de tropas de la Minustah, liderada por Brasil, y actualmente integrada por 6.000 cascos azules y 2.200 policías, según el canciller brasileño, Celso Amorim.
El restablecimiento de la seguridad es algo que, con la ayuda de Naciones Unidas, requiere «una respuesta rápida», agrega Keen. EE.UU. tendrá para este lunes 10.000 soldados en la nación caribeña.
Justamente esa presencia militar estadounidense ha sido criticada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien ha denunciado que Washington está «ocupando a Haití» al enviar a «miles de soldados armados como para una guerra».
Esos soldados, según Keen, entregaron el sábado 130.000 raciones de comida y 70.000 botellas de agua potable a los damnificados.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que visita Haití, ha afirmado que «la destrucción y la pérdida de vidas es sobrecogedora» y ha enviado un mensaje a todas las víctimas de que no las olvidarán y harán todo lo posible por asistirles en la recuperación. Ya son 42 los miembros del organismo fallecidos en la tragedia.
El enviado especial de la ONU para Haití, el ex presidente de EEUU Bill Clinton, llega este lunes al devastado país antillano con un importante cargamento de asistencia.
El presidente de Haití, René Preval viaja este lunes a Santo Domingo para asistir a una cita preparatoria de la Cumbre Mundial por Haití, una iniciativa de la comunidad internacional para tratar la reconstrucción de esa nación.
La Unión Europea, en una reunión ministerial extraordinaria que celebrará en Bruselas, también propondrá este lunes la celebración de una conferencia internacional para dar respuesta coordinada a la catástrofe, ha explicado a Efe la portavoz de la presidencia española de la UE, Cristina Gallach.
A estos esfuerzos se une Italia, que cancelará la deuda de 40 millones de euros que tiene con ellos Haití como un «primer paso para el comienzo de la reconstrucción» de ese país, ha anunciado el canciller italiano, Franco Frattini.